Abuelita ambulante por más de 50 años busca ser reconocida por los curicanos

La vendedora de 74 años de edad señala que no quiere limosnas y que aún puede trabajar en las calles

23 de Diciembre del 2021 · 16:15
Abuelita ambulante por más de 50 años busca ser reconocida por los curicanos
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Esta es una de esas historias que emocionan y que se ven en las calles de cualquier ciudad de Chile, pero que pocas veces, son visibilizadas.

Caminando por Prat, en el centro de Curicó, nos encontramos con María Isabel Molina, abuelita de 74 años que por más de medio siglo se ha desempeñado en el comercio ambulante en toda la Región del Maule, vendiendo más que nada sus sabrosas manzanas confitadas.

Casada con Pablo Escudero y madre de 11 hijos, de los cuales ocho siguen viviendo con ella, siente que las calles son su hogar y los vendedores ambulantes, parte de su familia.

Circos, terminales de buses, estaciones de trenes, entre otros espacios, han sabido de su pasar y generaciones han crecido con ella. Por lo anterior, dice que merece ser reconocida, sobre todo por el camino recorrido durante todos estos años.

Ahí encontramos a la señora María Isabel, contándonos su historia, en vísperas de Navidad. "A mí me quiere mucho la gente, sobre todo la de mi cuadra en Prat con Rodríguez. Me dicen, “abuelita, ¿la ayudamos?” Me siento orgullosa. Hay gente muy buena”, señala.

La señora María Isabel, no quiere limosnas. Su trabajo será el fruto de su subsistencia. Además, critica a aquella nueva generación que no trabaja, que no quiere surgir. Por eso, le pide a Dios que le permita estar en la calle, hasta su último día de vida.

“Hay mujeres jóvenes que le andan pidiendo a la municipalidad, en las calles. ¿Por qué no trabajan así como yo? La he luchado mucho y le agradezco, a dios y a la vírgen que me han acompañado, a toda mi gente. Ojalá que esté este otro año en la calle otra vez”, relata.

Sobre su salud, la mujer indica que “me he cuidado harto, estoy trabajando con un pulmón y medio. Me llamaron del hospital y me dijeron cuándo iba a ir a hacerme un examen, yo les dije que después de año nuevo porque tengo que trabajar. Mi pensión es muy baja, ¿qué hago yo con $140 mil?”.

Tantos años, tantas historias, merece un reconocimiento ¿No cree? Pero la señora María Isabel está tranquila, ella sabe que ese día llegará y donde una ciudad la recordará no como alguien más, sino como una persona que no pasó desapercibía por este mundo, una persona digna por su esfuerzo, por su trabajo y sin duda, por todo el amor que entregó, ahí, en la calle, de forma incondicional.

“Le digo a don Javier Muñoz, que han reconocido aquí gente que nada que ver. Yo no necesito un regalo, solo necesito que me diga “buenos días, abuelita”, nada más. Que me salude. He luchado por las áreas verdes y he pintado barrios”, rememora la vendedora.

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