Domingo, 05 de Marzo del 2023 · Publicado a las 08:30

Nombre del nuevo Hospital de Curicó debe honrar la memoria del Dr. Alberto Osorio Flores

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La pérdida de identidad cultural influye directamente en el sentido de pertenencia. Esta identidad está marcada por quienes forman parte de la historia y por quienes han levantado iniciativas en beneficio de la comunidad y que aún perduran a pesar de los años, en este caso, la identidad curicana. La historia local está al debe en este sentido. Por eso en estas líneas me enfocaré en un aspecto que siempre será tema; la salud.

Más allá de las necesidades, Curicó está en proceso de poner a punto su nuevo hospital, un recinto que no es conocido por su nombre; San Juan de Dios; la gente no se complica, simplemente lo llama el “Hospital de Curicó” en una muestra de sentido de pertenencia pero no de identidad propia.

Aquí hay una oportunidad para enlazar la historia de la medicina comunal con este hito. Humildemente, creo que el nombre del naciente nuevo hospital debiese cambiar, resaltando en ello a quienes han trabajado por la salud de las personas. Sería propicio poner en su justo lugar a médicos que lucharon contra la carencia de recursos, en un rubro intentó reducir la tasa de mortalidad que, a finales del siglo XIX e inicios del XX, era altísima.

Si abordamos esta temática, coincido plenamente con el historiador,  académico y profesor Enrique Muñoz, quien postula como sello identificatorio el del doctor Alberto Osorio Flores, facultativo que arribó desde La Serena a la ciudad en 1902 realizando una tremenda labor en la salud de los curicanos, ejerciendo en un entorno inmerso en  precarias condiciones de salubridad, ayudando a mucha gente humilde en las incipientes poblaciones en extensas jornadas a las que asistía de forma gratuita. Era un filántropo dedicado no solo a su actividad sino también al desarrollo de la ciudad en todo su conjunto.

Osorio tuvo un compromiso social enorme no solo en la medicina, además fue partícipe de la creación de una escuela para obreros en Curicó, de la cual fue su primer director en 1912, cumpliendo el sueño del filántropo francés y su amigo, Juan Terrier Dailly.

Además, también fue partícipe de la re-organización de la Segunda Compañía del Cuerpo de Bomberos de Curicó en 1902, el mismo año en el cual llegó a nuestra ciudad.

También fue primordial en la construcción de la Asistencia Pública de la ciudad, de la cual sería su primer director y médico principal en 1922, siendo sucedido por Manuel Avilés en 1927 tras su fallecimiento. Aquella iniciativa, no hubiese sido posible de no ser por la tremenda gestión de un grupo de beneficencia que logró aunar esfuerzos para reunir fondos entre destacados ciudadanos curicanos quienes veían la necesidad de contar con una ampliación en la atención médica, apoyando en sus labores al hospital local.

Para no quedarnos cortos en nombre, antes del doctor Osorio existió otro  personaje tremendamente relevante en la medicina local, el doctor Domingo Pertusio, uno de los primeros médicos titulados que sirvió profesionalmente en Curicó junto a  Domingo Correa, administrador del Hospital de la época.  Ambos, ante las insuficiencias del primitivo recinto asistencial, dirigieron y supervisaron la construcción de un nuevo edifico, más amplio y adecuado para servir a la salud y que empezó a atender el 13 de noviembre de 1863.

El 29 de julio de 1873 el recinto comenzó a ser conocido como el Hospital San Juan de Dios, en honor a la Orden Hospitalaria San Juan de Dios que había sido creada a principios del 1500 y que levantó centros asistenciales en todo el mundo, por eso el mismo nombre se encuentra en Santiago, San Fernando, Cauquenes, Los Andes, Teno, entre otras, por lo que es poco el sentido de pertenencia que se logra y obedece a razones relacionadas más con la fe, que fuertemente se posicionaba por sobre la ciencia y la medicina cuando esta no lograba un avance tan significativo como hoy en día.

Ya el diputado Alexis Sepúlveda del Partido Radical había postulado el nombre de “Hospital Michelle Bachelet Jeria” para el recinto hospitalario, como una forma de agradecer las primeras gestiones para su materialización, pero quizás eso no sea prudente para no politizar un tema que debe aunar y no dividir.

Creo que debemos recuperar nuestro sentido de pertenencia, y reconocer la figura del doctor Alberto Osorio Flores me parece que sería un buen indicio.

De concretarse la idea, me imagino el hall central con cuadros, imágenes, relatos, con la historia no solo de la figura de Osorio, también la de Pertusio o Correa médicos que -sin duda- dejaron huella y aportaron mucho a nuestro querido Curicó. Un espacio dedicado a la historia, esa que tanta falta nos hace a veces recordar.

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