Hoy en día, existen numerosas opciones para calefaccionar el hogar, ya sea por medio de la energía eléctrica o de combustibles, como la parafina y el gas. Sin embargo, en Chile aún es muy frecuente el uso de estufas y cocinas a leña, con 7 millones de personas que eligen este método en el centro-sur del país, de acuerdo a cifras del Ministerio de Energía.
Esta
situación representa un grave problema para el medio ambiente y la salud de la
población, en especial cuando se quema leña húmeda en invierno. Desde el
ministerio, señalan que en este caso calienta mucho menos que cuando está seca,
por lo que se usa una mayor cantidad liberando más humo en el aire.
De hecho, se
estima que puede ser hasta 60% o 70% menos efectiva en su combustión para
calefacción. Por eso, sólo debe usarse leña seca, la que presenta solo un 25%
de humedad y puede distinguirse porque es más liviana, su color es opaco, su
corteza está algo desprendida y presenta grietas en los extremos.
Las
autoridades recomiendan adquirirla solo de proveedores que tengan una
certificación al día. Además, hay que fijarse en que haya estado almacenada
bajo techo y aislada del suelo, sin contacto directo para evitar que absorba
humedad. Estos mismos resguardos deben tenerse en el hogar, para mantenerla en
óptimas condiciones de uso.